21 de abril de 2010

Perspectiva



Galería fotográfica de Francisca Rivera http://frivera.ojodigital.net

Recuerdo con claridad la emoción que me causaba viajar en avión cuando era niña; deseaba fervientemente sentarme junto a la ventanilla, lo cual consideraba un verdadero privilegio. Con el paso de los años, viajar en avión se transformó para mí (como para muchos) en una pesadilla del mundo postmoderno. 

Varios factores me orillaron a decir adiós al asiento de ventanilla; inicialmente fue mi claustrofobia, esa horrible sensación de estar atrapada entre una pared y un desconocido; después fue la vejiga hiperactiva, secuela de mis embarazos, lo que me obligó a preferir el asiento de pasillo; y finalmente, dos pares de ojitos desorbitados, iguales a los míos hace 30 años, me hicieron ceder definitivamente el privilegio a mis hijas.

Hace unos días viajé sola, lo cual no había hecho en los últimos 10 años. El avión estaba a la mitad de su capacidad y mi fila de asientos estaba vacía, así que me mudé de mi asiento asignado de pasillo a uno de ventanilla. 

Al despegar, reviví la emoción que sentía de niña y observé cómo todo se empequeñecía ante mis ojos, hasta parecer una maqueta con casas, árboles, calles y cochecitos de juguete que se movían. Después observé la ciudad entera y vi las nubes desfilar por debajo; le dije adiós a las montañas, que vistas desde tierra parecen inmensas e imponentes y al mirarlas desde el cielo se veían como pequeños pliegues y los lagos como charquitos. 

En ese instante pensé en lo diminuta que soy y que mis “grandes” problemas adquieren esa dimensión si los veo desde abajo; así cualquier situación puede parecer agobiante y abrumadora. Cerré mis ojos y observé mi propia vida desde arriba, para tratar de darle la justa dimensión a mis problemas. Entonces me invadió un sentimiento de paz y recordé que yo elijo cómo quiero ver las cosas.  

Vistos así, en perspectiva, descubrí que mis problemas no son tan grandes, ni tan urgentes, ni tan importantes; los puse en la palma de mi mano, me despedí de ellos y decidí guardarlos en un costalito; estiré fuertemente la jareta para que no se escapara ninguno y los puse en el bolsillo de mi pantalón. Ahí se quedaron por unos días, esperándome... y el mundo siguió dando vueltas.

6 comentarios:

  1. Nunca he viajado en avión. Para ser más explícito, casi nunca he viajado a alguna parte.
    Sin embargo, tengo problemas comunes como la gente común. Imaginaré volar en avión para así cambiar la perspectiva de los mismos.
    Los pondré en el bolsillo del pantalón.
    Del mío, ok?

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  2. Exacto... el pasillo es también mi lugar, sobre todo por lo de "quedar atrapado" entre la ventanilla y un desconocido..... y qué decir de esos viajes trasatlánticos en el medio de un grupo de 5 asientos por columna, uffff... desesperación!!!!

    Lo del costalito... ahh, no se me había ocurrido; aunque la falta de dinero (gane mucho o poco) es omnipresente y plenipotenciaria je je je

    Un enorme saludo hasta la tierra de la Tía Lencha.

    YARKO

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  3. Hermosa reflexion Ceci. Yo tambien cambie de ventanilla a pasillo con el pasar de los anios, por las mismas razones!!! Y la vista de las montanas... es asi como saludo y me despido de mi ciudad con los ojos inundados en lagrimas, mientras mi hija las mira con admiracion y orgullo. Y los problemas... se vuelven pequenos, tienes razon. Muchos saludos! N.V.

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  4. Muy buena reflexión. Los porblemas hay que verlos en su justa dimensión. A mi de vez en cuando me da miedito algún vuelo, pero luego me sereno, porque donde sea que esté escrito que deba dejar este plano, alli sera sin que nada pueda hacerse. Ojala y este comentario si salga. Un beso

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  5. Los problemas, solemos hacerlos mayúsculos, ahogarnos con ellos, los seres humanos somos hiperbólicos.
    Pero me quedo con una frase de Benedetti: El cuento es muy sencillo. Aunque parezcan que te van a deborar, siempre habrá forma de enfrentarlos y si alguien te ofrece ayuda para ponerlos en perspectiva, es aún mejor.

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  6. Incitatüs:
    Cuando te leo, me haces viajar con la imaginación.

    Yarko:
    Sí, el costalito también lo puedes usar para guardar el dinero, a ver si así rinde más, ¿no?

    Jaud:
    Qué gusto tu visita y tu comentario que ahora sí ha sido recibido.

    Palomilla:
    Me gustó la frase de Benedetti, nada como contar con buenos amigos que nos ayuden a poner las cosas en perspectiva.

    Saludos a todos!

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